Hubert Robert
Posted on | sábado, 31 de diciembre de 2011 | No Comments
Hubert Robert (París, 22
de mayo de 1733 – 15 de abril de 1808), pintor francés especializado en
cuadros de paisaje y de ruinas clásicas. Nacido en la época rococó,
conoció el apogeo del reinado de Luis XVI, a quien sirvió en diversos
cargos, incluyendo el diseño de jardines. Sobrevivió milagrosamente a
ser ejecutado durante la Revolución francesa y fue uno de los asesores
del recien fundado Museo del Louvre.
Biografía
Su padre, Nicolas Robert, estuvo al
servicio de François-Joseph de Choiseul, marqués de Stainville. El joven
Hubert acabó sus estudios con los jesuitas en el Colegio de Navarra en
1751 y entró en el taller del escultor Michel-Ange Slodtz quien le
enseñó dibujo y perspectiva, pero le animó a dedicarse a la pintura. En
1754 marchó a Roma en la comitiva de Étienne-François de Choiseul,
hijo del empleador de su padre, quien había sido nombrado embajador
francés y se convertiría en Secretario de Estado para Asuntos Exteriores
de Luis XV en 1758.
Años en Roma
Pasó once años en Roma, un tiempo
considerable; después de agotar su residencia oficial como joven artista
en la Academia Francesa en Roma, se mantuvo a sí mismo gracias a las
obras que creó para aficionados que estaban de visita. Uno de ellos fue
Jean-Claude Richard, abad de Saint-Non, grabador y aficionado al arte,
quien llevó a Robert a Nápoles en abril de 1760 para visitar las ruinas
de Pompeya. Se hicieron amigos, y Saint-Non grabaría bocetos de Robert a
lo largo de varios años.
El marqués de Marigny, director de los Bâtiments du Roi
se mantuvo al tanto de la evolución de Hubert Robert gracias a la
correspondencia con Charles-Joseph Natoire, director de la Academia
Francesa. Natoire instaba a los pensionnaires a que realizaran
esbozos en el exterior, de la naturaleza; Robert no necesitaba que se lo
pidiesen. Dibujos de sus libros de esbozos (y pinturas posteriores)
acreditan sus viajes a los palacios históricos de Villa d’Este en Tívoli
y Villa Farnese en Caprarola. Robert pasó esta época en compañía de
jóvenes artistas del círculo de Piranesi, cuyos capricci de ruinas románticamente invadidas por la vegetación le influyeron tan grandemente que se ganó el mote de Robert des ruines.
Los álbumes de esbozos y dibujos que reunió en Roma le proporcionaron
motivos en los que trabajó en las pinturas del resto de su carrera.
En París
Su éxito a su regreso a París en 1765 fue rápido: al año siguiente, fue recibido en la Real academia de pintura y escultura, con un capriccio romano, El puerto de Roma, ornamentado con diferentes Monumentos de Arquitectura, Antigua y Moderna. La primera exposición de Robert en el Salón de 1767 fue bien recibida en prensa por Denis Diderot: «Las ideas que las ruinas despiertan en mi son grandes».
Fue nombrado sucesivamente “Dibujante de los Jardines del Rey”,
“Conservador de los Cuadros del Rey” y “Conservador del Museo y
Consejero de la Academia”.
Emprendedor y prolífico, Robert también
actuó en un papel similar a lo que hoy es un director artístico, creando
el concepto de jardines arruinados a la moda para varios clientes
aristocráticos, resumido por su posible intervención en Ermenonville;
allí habría trabajado con el arquitecto Morel para el marqués de
Girardin, quien era el autor de Compositions des paysages
(1777) y tenía sus propios puntos de vista. En 1786 comenzó su obra,
mejor documentada colaboración en Méréville, con su más significativo
patrón, el financiero Jean-Joseph de Laborde, quien encontró los planes
de François-Joseph Bélanger demasiado caros y quizás demasiado formales.
Aunque faltan de nuevo documentos, el nombre de Hubert Robert se invoca
invariablemente en relación con el premier architecte de María
Antonieta, Richard Mique a través de varias fases de la creación de un
jardín con paisaje informal en el Petit Trianon, y el arreglo de la Aldea de la Reina.
Robert contribuyó al diseño del jardín no tanto con planes prácticos
sobre el terreno para mejorarlo sino al proporcionar una inspiración
atmosférica para el efecto propuesto. En Ermenonville y en Méréville
“Las pinturas de Hubert Robert tanto se constataron como inspiraron”,
según W.H. Adams: Cuatro grandes fantasías sobre ruinas, pintadas en
1787 para Méréville pueden investigarse en vano en busca de conexiones
directas con el jardín. Las pinturas de Hubert del Moulin Joly de su
amigo Claude-Henri Watelet presenta toda la atmósfera de un jardín que
había estado creándose desde 1754. Su colocación de seis paneles de
paisajes italianesco pintados para Bagatelle no fueron la insparación
para el paterre de césped formal colocado en las tierras boscosas
raleadas, diseñadas por Bélanger; las extensiones pintorescas de
Bagatelle fueron más tarde ejecutadas por su jardinero escocés, William
Blaikie. La pintura que le encargaron a Robert de un rejuvenecimiento,
largamente dilatado, del parque en Versalles, comenzó en 1774 con el
corte de árboles para vender como leña, es un documento del
acontecimiento, que resuena con significados alegóricos. Es más seguro
que Robert fuera el responsable de la concepción de la gruta y las
cascadas de los Baños de Apolo, en una caverna del parque del palacio y construido para albergar el celebrado grupo escultórico de François Girardon titulado Apolo cuidado por las ninfas.
La Revolución
Durante la Revolución, fue arrestado en
octubre de 1793. Sobrevivió a sus detenciones en Sainte-Pélagie y
Saint-Lazare, pintando viñetas de la vida en prisión sobre láminas,
antes de ser liberado a la caída de Robespierre. Robert escapó por muy
poco a la guillotina cuando, por error, otro prisionero murió en su lugar.
En un giro de la fortuna, Robert fue elegido para el comité de los cinco encargados del nuevo museo nacional en el Palacio del Louvre.
Robert murió de una apoplejía en 15 de abril de 1808.
Su obra fue objeto de muchos grabados del
abad de Saint-Non, con quien había visitado Nápoles en la compañía de
Fragonard en sus primeros años; en Italia su obra ha sido también
frecuentemente reproducida por Chatelain, Linard, Le Veau, y otros.
Su obra
Merece ser recordado no tanto por su
habilidad como pintor, sino por la viveza con la que trató los temas que
pintó. El contraste entre las ruinas de la antigua Roma y la vida de su
época excitó su mayor interés. En Roma adquirió reputación; allí
trabajó durante un tiempo en el estudio de Pannini, cuya influencia
puede verse en la Vue imaginaire de la galerie du Louvre en ruine (ilustración).
Junto a esta incesante actividad como
artista, su carácter audaz y sus muchas aventuras atrajeron la
admiración y la simpatía generales. En el cuarto canto de su L’Imagination Jacques Delille celebra la milagrosa huida de Robert cuando se perdió en las catacumbas.
La cantidad de su obra es inmensa; sólo
el Louvre contiene nueve pinturas de su mano, y a menudo se encuentran
ejemplares de su obra en museos de provincias y colecciones privadas. La
obra de Robert tiene más o menos un carácter escénico que justifica su
selección por Voltaire para pintar los decorados de su teatro en Ferney. De sus ejemplos en museos españoles, destacan Figuras en el Coliseo (Museo del Prado) y El templo de Diana en Nimes (Museo Thyssen-Bornemisza).

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